miércoles, 8 de enero de 2014

¿Puede el amor empezar mal y terminar bien?

Creo que siempre me han gustado las cosas difíciles, sobre todo en el amor. No me gusta el amor fácil, y sin yo quererlo, siempre he buscado amores difíciles, amores que costaran y que hubiera que pelearlos. 

Todo empezó en el bar donde tomaba el café a media mañana. Allí fue la primera vez que lo vi, a pesar que no hablamos hasta la noche de Navidad. A partir de ese momento nos empezamos a ver muy a menudo y poco a poco fuimos creando una relación que, sinceramente, no sé muy bien como describir. Yo, sin darme cuenta, empecé a sentir cosas que hacía mucho tiempo que no sentía, se me despertaba un cosquilleo de lo más agradable cada vez que lo veía.

Pero había un detalle de mucha importancia: Él tenía novia. Aunque ella se iba a vivir fuera una temporada y él a los dos meses tenía planeado seguirla. Y fue durante estos meses que él estaba solo que nuestra relación empezó a crecer, tanto que ya formaba parte de mí. Cuando él se fue, me sentí muy vacía y no podía parar de llorar.


Ilustración de Alba Pinzolas


Una vez ya llegó a su nueva ciudad, me llamaba o me escribía a diario. Estaba contentísima pero cada vez que me tenía que despedir de él me hundía. Así que tomé la decisión de decirle que no me llamara más, que no quería saber nada de él, que él estaba en la otra punta del mundo y yo aquí y que no quería ser la persona que daba vida a su apagada relación.

Pasaron unas semanas y él volvió, solo. Y pasó lo inevitable, volvimos a estar juntos pero nuestra situación era muy agridulce, difícil y bonita a la vez. Con los días, empecé a sentirme mal conmigo misma, estaba haciendo algo que no quería que me hicieran a mí. Se lo conté a él y le dije que no podíamos seguir.

Tenía una lucha constante entre mi cabeza y mi corazón, por un lado sabia que lo que hacía estaba mal hecho y que no podía continuar así. Por el otro, me quería dejar llevar y que pasara lo que tuviera que pasar, pensar en mi y en lo que realmente yo quería. Y así fue, me dejé llevar. Mi mantra "Haz lo que sientas a cada momento" volvió a vencer.

Gracias a esto, y a muchos otros factores, a día de hoy estamos juntos. Y por supuesto, él dejó a su novia.

Las cosas no las hicimos bien ni él ni yo, pero en temas de amor la razón no existe y por eso es amor, ¿No?

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